El verano y mis neuronas

No sé qué me ocurre en verano. Aclararé: en los veranos de Madrid, como el de este año 2006, que ha sido un verano extraordinario en cuanto a sequedad y temperatura. Mis neuronas parece como si se reblandecieran y adoptaran una superficie pegajosa, arracimándose unas con otras, produciendo corto circuítos y dejando de funcionar. Vamos que no piden vacaciones, directamente se las toman. Durante las horas de trabajo (en teoría de 8 a 15 y en la práctica, a veces, de 8 a ... 20) funcionan porque no tienen más remedio y porque aceptan la disciplina aprendida durante muchos años, pero cuando vuelven a casa, se despendolan y no obedecen. Por más que he querido no he conseguido escribir una sola línea, ni en este blog ni en alguno de mis cuentos pendientes de terminar. Parece que éste ya es un intento de poner orden en tanto caos. ... a ver si quieren ...